La primera presidente de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y las activistas Leymah Gbowee, de Liberia también, y Tawakkul Karman,

Tres mujeres –la presidente de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, la también liberiana Leymah Gbowee y la yemení Tawakkul Karman– ganaron el Premio Nobel de la Paz 2011, informó hoy el Comité Nobel de Noruega.

El jurado destacó en su argumentación su "lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y por los derechos de las mujeres para participar plenamente en las tareas de pacificación".

Además, subrayó que no se pueden alcanzar "la democracia y una paz duradera en el mundo hasta que las mujeres no obtengan las mismas oportunidades que los hombres para influir en el desarrollo social a todos los niveles".

Ellen Johnson Sirleaf, de 72 años, es desde 2006 la primera mujer africana elegida democráticamente para presidir su país.

Leymah Roberta Gbowee, de 39 años, es una activista conocida por haber organizado el movimiento pacifista que logró poner fin a la segunda guerra civil en Liberia en 2003, lo que posibilitó la elección democrática de Johnson Sirleaf.

Por su parte,Tawakkul Karman, es una política yemení y activista pro derechos humanos que lidera el grupo de Mujeres Periodistas Sin Cadenas, creado en 2005. Al enterarse del reconocimiento, aseguró: "Se lo dedico a todos los jóvenes árabes que luchan contra las dictaduras".

Elle Johnson Sirleaf, que buscará un segundo mandato en las elecciones del próximo 11 de octubre, pasó a la historia al convertirse en 2005 en la primera mujer elegida como jefe de Estado en el continente africano, en un país de cuatro millones de habitantes traumatizados por guerras civiles que, desde 1989 a 2003, dejaron 250.000 muertos, destruyendo sus infraestructuras y su economía.

Desde su investidura en 2006, inició un activo trabajo ante las instituciones financieras internacionales que la conocen bien: economista formada en Harvard, esta madre de cuatro hijos y abuela de ocho nietos trabajó en la ONU y en el Banco Mundial.

Ministra de Finanzas de los presidentes William Tubman y William Tolbert en los años 1960 y 1980, su objetivo fue anular la deuda y atraer los inversionistas para la reconstrucción, lo que obtuvo en parte.

La lucha contra la corrupción y por profundas reformas institucionales en la más antigua república de África al sur del Sahara, fundada en 1822 por esclavos negros liberados llegados de los Estados Unidos, siempre estuvo en el centro de su acción política.

Este combate, que le valió el apodo de "Dama de hierro", también la llevó a la cárcel en dos oportunidades en los años 1980 bajo el régimen de Samuel Doe.

En el extranjero goza de una formidable imagen que se materializó este viernes en Oslo cuando le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz 2011, junto a otras dos mujeres.

Pero en su país le reprochan no haber cumplido sus promesas en materia económica y social, y sobre todo de no haberse implicado lo suficiente en favor de la reconciliación nacional.

Hasta ahora, la presidente ignora un informe de la Comisión Verdad y Reconciliación que data de 2009 que la cita como una de las personas que no pueden ocupar cargos oficiales durante 30 años por haber apoyado al ex caudillo Charles Taylor, presidente de 1997 a 2003.

Elle Johnson Sirleaf reconoció haber apoyado al comienzo la rebelión de Taylor contra el régimen de Samuel Doe en 1989, que sumió a Liberia en su primera guerra civil, para convertirse luego y a la luz de los crímenes de Taylor, en una de sus más feroces adversarias.

Justo antes de la publicación de este informe, ella había anunciado que se postularía para un segundo mandato, si bien antes lo había desmentido.

Para justificar este cambio, afirmó que deseaba continuar su acción de reconstrucción, pues su país "tiene aún un largo camino por recorrer", si bien dijo haber "conseguido reconstruir un buen número de infraestructuras".

La mitad de las rutas en torno a la capital Monrovia fueron reconstruidas, la capital volvió a tener agua potable y electricidad en varios barrios. Pero el desempleo afecta al 80% de la población, y gran parte de ella vive en la miseria.

Según Lansana Gberie, analista especialista de África Occidental que conoció a Ellen Johnson Sirleaf cuando ésta estaba exiliada en Abiyán, "el problema que ella debe enfrentar" es la reconciliación sobre todo entre los que nunca han salido del continente y "la elite" descendientes de los esclavos que volvieron de los Estados Unidos para fundar Liberia.