Las mujeres, según las cifras oficiales, ganan aún 6.000 euros al año menos que los hombres. Una brecha que se amplió en los años más duros de la crisis y que desde entonces se ha estancado.

Cuando este miércoles se celebre el Día de la Igualdad Salarial, celebración de por sí, habrá poca. “No podemos hablar de que se conmemore, precisamente”, lamenta Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de la Unión General de Trabajadores. Las mujeres, según las cifras oficiales, ganan aún 6.000 euros al año menos que los hombres. Una brecha que se amplió en los años más duros de la crisis y que desde entonces se ha estancado. El sindicato UGT presentó hoy un estudio que profundiza en esta sima salarial. Hasta 2010, la brecha se había reducido progresivamente desde el 32,88% en 1995 (cuando los hombres cobraban de media 18.233 euros y las mujeres 12.237) a un 22,55%. Pero tras cuatro años de profunda crisis económica la brecha volvió a alzarse por primera vez en los últimos 20 años. La distancia se amplió en 2014 en 0,7 puntos, hasta el 23,25%. El salario femenino medio apenas creció en ese tiempo 9,6 euros (hasta 19.745), por los 247,5 euros (25.727 euros de media) que de alza del sueldo medio masculinos. “Las mujeres han sido las más afectadas por las dos últimas reformas laborales del PSOE y del PP”, apuntaba Antoñanzas durante la presentación del estudio. Una brecha salarial con mirada poliédrica UGT pide no centrarse solo en la gran cifra, esa que dice que las mujeres dejan de percibir 5.982 euros cada año respecto a los hombres hasta sumar un ‘agujero’ anual de 47.000 millones contando a todas las ocupadas. El análisis es poliédrico. Pero en cada faceta sale perdiendo la mujer.  Aunque tengan estudios superiores, las mujeres siguen cobrando menos que hombres con menos formación.

Valgan algunos ejemplos. Si la mirada se dirige a los salarios bajos, los números cuentan que de las 293.178 personas que durante el período más negro de la economía pasaron a engrosar la lista de trabajadores que cobraban menos del sueldo mínimo, el 60,78% eran mujeres. A finales de 2014 sumaban ya millón y medio de trabajadoras (1.467.309), el doble que trabajadores (739.363). Si el acento se pone a la formación se observa que el sueldo medio de una diplomada universitaria es 25.494 euros, similar al de un hombre que solo pasó la secundaria (24.896). “Aunque tengamos estudios superiores, las mujeres seguimos cobrando menos que hombres con menos formación”, lamenta la vicesecretaria general de UGT. La brecha también se abre en la categoría profesional. En todas las ocupaciones las mujeres perciben salarios inferiores a los hombres y es más amplia cuanto más elemental es el trabajo. Las mujeres sin cualificación en servicios apenas ganaban de media 11.180 euros por los 16.288 de los hombres. Una brecha del 31,3% —ampliada en 1,3 puntos desde 2010— que se reduce con la escala profesional: las directivas cobran un 19,29% menos. Según el tipo de empresa, la brecha salarial más amplia en las empresas privadas (28,46%) que en las públicas (10,93%). La desigualdad es mayor con la edad: un 27,25% en los trabajadores mayores de 55 años mientras que no llega al 20% en ocupados menores de 34 años. UGT resalta una mirada final: la parcialidad. No solo porque la ejerciten más de dos millones de mujeres (el triple que hombres) sino por su impacto en la brecha salarial. “Es una de las principales variables que determinan las ganancias anuales netas”, destacan desde el sindicato. Da igual el criterio analizado, las mujeres siguen cobrando menos y es inaceptable Antoñanzas explica que cuando las mujeres están de baja por maternidad —o reducen la jornada para atender a los hijos o piden excedencias— “sufren una reducción de los complementos salariales”. Y es que el desglose de la nómina esconde parte de la culpa de la brecha. El salario base muestra una desigualdad de género del 17,99%, pero esa brecha se queda corta comparada con el 30,4% en los complementos salariales —nocturnidades, turnicidades o fines de semana— y el 78,9% en las horas extra. “Las turnicidades y horas extraordinarias en sectores feminizados como el comercio no se pagan igual que sectores masculinizados”, explica UGT. Y la situación empeoró durante la crisis: la brecha en las horas extra se elevó 22,6 puntos en cuatro años, por apenas los 1,71 puntos de ampliación en el salario base. “Da igual el criterio analizado, las mujeres siguen cobrando menos y es inaceptable porque somos la mitad de la población”, protesta Antoñanzas. La ‘excepción’ de las industrias extractivas En todos los sectores el salario medio masculino supera al femenino. Solo hay una excepción: las actividades de extracción de carbón, petróleo, gas, arenas y otras materias primas, en las que el sueldo de las mujeres superar ampliamente al de los hombres. “Las mujeres que entran en este sector lo hacen como directivas o ingenieras mientras que los puestos de menos cualificación los ocupan hombres”, explica Cristina Antoñanzas. Pero es la excepción. En el resto de actividades económicas son los hombres los que lideran las tablas salariales. Y la desigualdad destaca en las actividades administrativas (34,15% de brecha), en el sector profesional, científico y técnico (30,65%) y algo menos en el comercio (28,1%) aunque el peso de esta actividad es mayor porque es el que ocupa a más mujeres: casi millón y medio de los 7,9 millones de trabajadoras que había en 2014. La brecha finalmente es común a todas las comunidades, aunque menor en las que tienen salarios más bajos (como Extremadura y Canarias) y mayor en las más ‘retribuidoras’ como Navarra, que es la autonomía en la que se produce la brecha salarial más amplia de toda España. Culpa a la falta de políticas de igualdad UGT admite que desde 2014 la brecha se ha reducido “ligeramente”. Pero se niega a ver esta reducción con un barniz de optimismo porque la diferencia salarial “está entre las más alta de la UE, sigue superando el 23% y la dirección política que llevamos no augura que vaya a reducirse en próximos años”. No queremos que estas ayudas se entreguen solo a las grandes empresas El sindicato lamenta que el año pasado se cancelaran las subvenciones reservadas para implantar planes de igualdad en las empresas. El Gobierno asegura que se retomarán este año, pero desde UGT lamentan que tres meses después de formarse Gobierno, ni la ministra de Sanidad, ni el secretario de Estado de Igualdad ni la directora del Instituto de la Mujer se hayan reunido con ellos para enmendar esta sima salarial. “No queremos que estas ayudas se entreguen solamente a las grandes empresas para cubrir el expediente”, dice Antoñanzas. “Todas las empresas que lo deseen deben acceder a estas ayudas para implantar Planes de Igualdad en sus empresas, no solo las que tengan más de 250 trabajadores que son las únicas que ahora están obligadas a hacerlo”

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